REFLEXIONES

IGUALDAD DE PALABRA

Cada 8 de marzo instituciones y entidades se esfuerzan en conmemorar de la mejor manera que saben y pueden el Día Internacional de las Mujeres. Una semana larga de actos y actuaciones en favor de la igualdad y también de las mujeres.
Este año se cumple el décimo aniversario de la aprobación de la ley orgánica y de la ley andaluza de igualdad. Dos textos que vienen a reforzar la igualdad formal y que suponen un avance legislativo en cuanto al reconocimiento de los derechos de las mujeres por el mero hecho de ser personas. En nuestra joven democracia estas leyes han conseguido que la presencia de las mujeres en el ámbito político sea obligatoria para la composición de las Cortes, los parlamentos autonómicos y otros órganos de representación y gobierno, al menos entre un 40 y un 60 por ciento.

Diez años de igualdad formal merecen un debate y análisis de lo conseguido con la implantación de estas leyes en nuestro país. Y como me dice una buena amiga feminista, mejor tener las leyes de tu parte que no tenerlas. Pero la diversión y el entretenimiento se han impuesto a la reflexión, al debate, al conocimiento y la acción real en los actuales “ochos de marzo”. (Si estamos entretenidas tendremos menos tiempo para pensar y reaccionar).

En cambio a nivel global este 8 de marzo ha pintado especialmente negro. La paciencia universal de las feministas de este siglo se está agotando. Conformarse, acomodarse y admitir que la seguridad, la vida, la libertad y las oportunidades para las mujeres tengan que conseguirse de manera lenta y pasito a pasito, mientras siguen maltratando, violando, asesinando a las mujeres por ser mujeres, nada tiene que ver con la lucha enérgica y valiente protagonizada por las feministas a lo largo de la historia por invertir el orden de los privilegios y las desigualdades. Muchas pensamos que esas mujeres valientes y sus conquistas no merecen tal conformismo.

Como consecuencia del hartazgo feminista se ha organizado el Paro Internacional de Mujeres. Una acción reivindicativa, de protesta y de denuncia de los Feminicidios, sumándose a ella más de 49 países en todo el mundo, bajo el grito de “Ni Una Menos”. Concretamente en España a día de hoy 22 mujeres y una bebé han sido asesinadas por el machismo criminal. El pasado sábado dos mujeres fueron apuñaladas por sus parejas consiguiendo salvar sus vidas. Según los datos oficiales cada 8 horas violan a una mujer en España, más  de 2.000.000 las mujeres sufren violencia machista en nuestro país. Por todo esto 8 mujeres han llevado a cabo una huelga de hambre durante 26 días en la madrileña Puerta del Sol, para exigir al gobierno una acción inmediata que asegura la vida de las mujeres maltratadas y las de sus hijos e hijas.

El hartazgo es global y también local. La paciencia de muchas se está agotando al observar que el fundamento y la razón por la que se conmemora los días internacionales del 8 de marzo y del 25 de noviembre, se está utilizando, desvirtuando y banalizando. Algunas acciones institucionales rozan la perversión.

Lo peor que le puede pasar a la participación ciudadana de las mujeres es el secuestro por parte de las instituciones del espacio, el discurso y la acción.  Que los organismos públicos financien pancartas con lemas como el que recientemente hemos visto en la provincia de Cádiz: “La igualdad no es una realidad". “Hechos no palabras”, es lo más sorprendente y contradictorio que podamos pensar. Que la igualdad no es una realidad para las mujeres es la conclusión a la que se ha llegado en las diferentes conferencias mundiales en torno a los derechos de las mujeres y forma parte del trabajo realizado por miles de activistas feministas que trabajaron en documentos en los que se reclamaba a las instituciones una acción real.  Véase (Beijin +10 2005).

Es a Emmeline Pankhurst Goulden sufragista inglesa a la que debemos la frase “Hechos no Palabras”. La sufragista  de la  Women's Social and Political Union  harta y cansada de ser engañada y traicionada por el gobierno inglés que cada período electoral incumplía la promesa del voto femenino, pasó a la acción para combatir de manera más radical la lucha por este derecho. (Habría que ver la cara de la líder sufragista si comprobase que son los gobiernos quienes incumpliendo el mandato de “remover los obstáculos que impiden que la igualdad sea una realidad”, imprimen sus palabras en pancartas institucionales).

Por ello calificar de banalismo y casi la perversión del uso institucional del 8 de marzo, no es una exageración, porque este día instituciones y gobiernos “celebran” una fiesta para las mujeres, silenciando la voz reivindicativa feminista en las calles, con folclore y actuaciones lúdicas para el entretenimiento femenino, sin atender las reclamaciones que las asociaciones a lo largo del año demandan. 

Mientras tanto, las ciudadanas feministas, que no tienen el poder para cambiar la realidad, siguen esperando activamente otro 8 de marzo más que la igualdad sea eso, una realidad, y no una fecha más para las palabras y solo palabras que evidencian la incoherencia con los hechos: recortes en la prevención y acción para combatir la violencia de género, desigualdad salarial, mayor tasa de desempleo femenino, techo de cristal en los medios de comunicación, consejos de administración, órganos constitucionales, universidades… dobles y triples jornadas, la carga de los cuidados, invisibilidad en la cultura, el cine, televisión..., cosificación en la publicidad y también en la organización y promoción institucional de concursos de reinas y damas de las fiestas locales para para perpetuar la misión y tradición femenina, de gustar, servir y agradar, rindiendo homenaje a uno de los grandes misóginos de la historia: Rousseau.

Igualdad de palabra, solo de palabra.    

Auxiliadora Jiménez Ariza
Asociación IGUALMENTE
8 de Marzo de 2017
Chiclana.




A propósito del 8 de marzo.

En pleno siglo XXI, la fecha del 8 de marzo se sigue conmemorando en todo el planeta. Las mujeres de este siglo vivimos una realidad aparentemente diferente a las mujeres de principios del siglo XX, un tiempo muy convulso para el conjunto de la sociedad, pero especialmente para ellas.  
Las mujeres de principios del siglo pasado no tenían derechos pero sí muchas obligaciones. Jornadas de sol a sol en el campo, en las fábricas y en los hogares. Mujeres madres de familias numerosas, esposas y presas de la propiedad y tutela de sus maridos, obligadas a la tarea de reproducir descendencia expropiándoles la patria potestad de sus hijos e hijas. Sujetas al espacio y servicio doméstico. Objeto de abusos, explotación laboral y sexual en los centros de trabajo y también en los hogares. Educación reservada, limitada y diferenciada para ellas. La lectura de textos religiosos como guía y manual de la conducta femenina. Salarios inferiores a los de sus compañeros porque el trabajo asalariado femenino se entendía como un complemento al que aportaban sus maridos, puesto que era al varón a quien le correspondía llevar el “pan a la casa”.
Todo un MAR de dificultades, de exclusiones y desigualdades en el que irrumpen dos grandes OLAS FEMINISTAS. La primera surgía en el período de la ILUSTRACION y  la segunda, la del SUFRAGISMO, nace en ese convulso período de la Revolución Industrial para exigir el voto, el acceso a las profesiones, mejoras en las condiciones laborales, el divorcio, una ley matrimonial justa… en definitiva: justicia, igualdad, ciudadanía, derechos y libertad.
Ellas, las sufragistas, las obreras, se van incorporando a las filas de los movimientos sociales y políticos. Se encargan de redactar discursos, repartir folletos, movilizar, organizar y convocar mítines, pero comprueban como su trabajo es utilizado por los líderes para  ensalzar la causa obrera olvidando la causa de las “obreras”. Traicionadas por sus compañeros, algunos grupos de mujeres deciden organizarse por ellas mismas y para ellas mismas. Las mujeres convocadas por el movimiento sufragista y por el movimiento de las obreras se organizaron tomando las calles y las fábricas, rebelándose contra el orden patriarcal, las guerras, las injusticias, la miseria y las desigualdades.

Mural que pintamos con motivo del 8 de marzo, en el Campo de Fútbol,  bajo la dirección del artista Antoni Gabarre.
ASOCIACIÓN IGUALMENTE. Chiclana


















Las ciudades principales de EEUU e Inglaterra se llenaron de mujeres reclamando sus derechos.  Organizaron desfiles para pedir el voto, convocaron mítines sindicales para concienciar y animar a las obreras a defender sus derechos, protagonizaron importantes protestas… todo esto en un momento en el que las mujeres no tenían derechos sociales ni derechos políticos. Solo tenían las obligaciones de servir, trabajar y reproducir. Debió ser un momento extraordinario de explosión social pero también muy duro para todas aquellas mujeres que sufrieron las consecuencias de enfrentarse a las leyes, al Estado y a una sociedad que se escudaba en los valores de la costumbre.
Los países fueron consiguiendo el voto para las mujeres, el acceso a la educación y a las profesiones y algunas mejoras en las condiciones de trabajo…
Tras diferentes intentos por declarar un Día Internacional de las Mujeres en países europeos y en EEUU y coincidiendo con el  tercer “OLEAJE” feminista, la ONU declara en 1975 el Día Internacional de las Mujeres, una fecha universal para reconocer la lucha sufragista y  la lucha obrera. Sufragistas como Alice Paul y Emmeline Pankhurts querían el voto para mejorar la situación laboral y personal de todas las mujeres. Las socialistas Clara Zeektin y Alejandra Kollontái querían libertades, mejoras laborales y la emancipación de las mujeres. Todas mujeres comprometidas, valientes y decididas a las que se unieron muchísimas mujeres anónimas para conseguir que hoy la IGUALDAD sea un  Derecho.
Después de trescientos años de lucha por los derechos de las mujeres, comprobamos que tenemos DERECHOS, pero no tenemos IGUALDAD.
En el mundo, las mujeres de este siglo siguen siendo violentadas, explotadas laboral y sexualmente, siguen sin la titularidad de sus bienes, siguen siendo objeto y mercancía, siguen pisando el suelo pegajoso o topándose con el techo de acero. Pero también siguen organizándose y movilizándose para defender lo conquistado y mejorar sus condiciones laborales. Numerosos e importantes estudios académicos y acciones de protestas lideradas por grupos y movimientos feministas en el mundo, evidencian que LA IGUALDAD  NO ES UNA REALIDAD.
En esta fecha es justo reconocer las luchas de mujeres de nuestro entorno más cercano, como es el caso las Estibadoras de Algeciras, lideradas por Raquel Saavedra reclaman igualdad laboral en el acceso a esta profesión. Nuestro reconocimiento especial para las  “KELLYS”,  las mujeres que limpian las habitaciones de los hoteles y que están en pleno proceso de revolución y reivindicación en todo el territorio español. Sin ellas, sin nuestras vecinas y conocidas, sin las KELLYS del Novo Sancti Petri, este complejo hotelero calificado por  visitantes nacionales e internacionales como uno de los mejores destinos turísticos de España, no brillaría igual.
Este 8 de marzo queremos acordarnos de todas ellas, de las que lucharon, las que luchan y de las que dejaron de luchar porque la violencia machista les ha quitado la vida. Con dolor, impotencia y rabia lanzamos un grito de esperanza por las Refugiadas que sufren la peor parte de esta vergonzante inhumanidad.

MUJERES, NI UN PASO ATRÁS
Auxiliadora Jiménez Ariza 
ASOCIACIÓN MUJERES IGUALMENTE
Marzo 2016

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